En lo más profundo de mi ser un vibrante grito de libertad siempre latente reclamando movimiento, cambios, nuevas caras y nuevos rumbos. Un sentimiento a mi parecer compartido por todos los seres humanos, ahora más que nunca despertando y sentiendose agobiados ante la inmenente esclavitud que reina.

Como no sentir desesperación cuando hemos creado tantas cosas que nos limitan, siendo presos de nuestras propias decisiones, posesiones y afectos.

Mi gran refugio es el verde de las montañas que tocan el azul de los cielos, las formas de las nubes calman la mente y confieso haber sentido envida de ellas. Una nube va donde quiere sin planear solo fluye con el viento cambiado de forma hasta dispersarse.

He mirado el cielo una y mil veces tratando de entender el por qué he venido a este planeta tan hermoso e ilógico, y ahora entiendo que no hay un porqué sino un para qué.

La brisa en mi rostro y el cantar de las aves me llenan de alegría, es cierto que estamos ante tiempos duros a todo nivel pero también es cierto que el poder del ser humano radica en su voluntad. Somos capaces de lo imposible, la libertad que tenemos es una decisión a vivir.

Los límites que hemos puesto son nuestra creación y así mismo podemos darles el giro que queramos, es nuestro poder innato.

Creer fielmente es la única salida, creer fielmente en que se puede crear ese hermoso ideal sea cual sea.

La libertad no puede ser ignorada asi como la voluntad no debe ser pausada.

Un fervoroso llamado esta vibrando en nuestros corazones, es tiempo de detenerse y escucharlo.